Da igual si lo hace
por un sentimiento de frustración o porque lo considera un juego, el
modo de atajar esta conducta pasa por seguir estas pautas.
Si tu hijo muerde,
lo primero es dejarle claro que ese comportamiento no es correcto.
Ahora bien, uantas menos palabras emplees en decírselo, mejor lo
entenderá. Así, bastará con un:
“¡No se muerde!” o “¡No se
pega!” o “¡No se araña!”. Además, pon en práctica estos
cinco consejos:
- Díselo con cariño
y con serenidad, pero con firmeza.
- No hacen falta los gritos y desde
luego no hay que darle a él en la manita para que compruebe que
duele. ¿Cómo va a aprender que no se pega o no se muerde con un
cachete?
- Si vuelve a hacerlo,
retírale del lugar. Cuando se tranquilice, explícale que si algo no
le gusta debe aprender a hablarlo y si quiere algo no puede llegar y
quitarlo sin más, sino que debe aprender a pedirlo por favor.
- Si ha
hecho daño a algún niño, acompáñale a pedirle perdón.
- Sé paciente y no le
digas cosas como: “Eres malo” porque no lo es. Solo está
aprendiendo lo que está bien y lo que está mal. Con paciencia y
cariño dejará de hacerlo pronto.
- Felicítale cuando
se comporte bien y sea amable con los demás niños.
Todos a una. Papá,
mamá, abuelos, cuidadora… todos los adultos que se relacionen
habitualmente con el crío deben seguir las mismas pautas.
Por: Redacción Ser
Padres